Me van pesando éstas lágrimas y no me arden las venas, mis venas sangran.
Mis dos mares son hoy un recuento de las tantas veces que nos prometimos morir octagenarios.
Y nos atacaba la risa, nos lloraba el alma feliz, nos lo creímos.
Y no entiendo, y no lo acepto, no me conformo, no cumpliste y sin avisar, sin despedirte siquiera, te adelantas abriendo un camino desconocido, ese que inevitablemente a todos nos tocará.
Sé que hoy te naciste para despejarlo de ramas y preguntas, para los que algún día también caminaremos esa senda.
Sé que también es extraño eso de irte, tu que siempre eras de los que regresaban y con el viaje tu único equipaje, el del amor.
Y ésta noche, duele el tiempo desvivido, ése que alegraba, el que animaba, el que abrazaba y se quedaba en manecillas inquietas de tu propio y agitado tiempo.
Duele por lo que dejas, lo que se embarca en el puerto donde ya no hay nada, salvo tu sencilla mirada, tu absoluto desprendimiento de todo lo material e inócuo.
Es tan irónica la vida, tan azarosa, canastas llenas, alacenas vacías.
Y aquí estoy, suponiendo tu paso, quizás en algún momento te detengas y mires hacia atrás, sonrías sin importarte que es un hasta luego porque confiado sabes que nos veremos...
Y tú, tú jamás te vestiste de miedos y de los \"yo no puedo\".
Asumo que va quedando un silencio, varias notas, pausas y pérdidas...
[Vive y disfruta, deja el cigarrillo, come sano, no pelees tanto, viaja, sonríe Cucusa...] era tu frase guardada de encuentro en encuentro...
Y así te dejo aquí, en mi memoria, revoloteando mi paciencia, donde nadie puede borrarte, donde te abrigo por si sientes frío en tu viaje.
Ve y ve sereno... No puedes impedir que en mi corazón te quedes.
La Habana, Cuba 🇨🇺
7-11-2019
Isis Marilys Alvarez Silva.
(Dedicado al hasta luego de mi gran amigo Higinio Antonio Castillo González.)