…pues resulta que nunca estamos “quietos”, en una realidad estamos quietos, si, pero en otra realidad igual de aceptable, estamos girando a 107.280 kilómetros por hora orbitando nuestra estrella.
Me hubiera gustado nacer en el renacimiento, y ser como Da Vinci: pintor, anatomista, arquitecto, paleontólogo,[3] botánico, escritor, escultor, filósofo, ingeniero, inventor, músico, poeta y urbanista- loco(?)-no: Polímata.
Por qué no podemos ser todo lo que somos, por qué sacrificarnos y fragmentarnos en pequeños pedazos tragables y digeribles para otros.
Por qué la complacencia es el nuevo dogma, por qué la interacción humana es un acto de aceptación de tan solo una parte del otro.
Deberíamos volver a la época del Renacimiento... donde el cuerpo sea un instrumento de expresión y no un molde donde todos debemos encajar.
Donde todos nuestros talentos tengan cabida aunque vistamos de traje casual.
Deberíamos volver al renacimiento y ser poetas, escritores, pintores, empresarios, agricultores y cantantes, sin tener que sacrificar una parte de nuestro ser para ser otra.
No soy una parte, soy mi propio complemento, me completo a mi misma entre toda mi luz y todas mis sombras.
No puedo ser una parte, no puedo llorar por las noches y ponerme una camisa de día, no puedo esclavizarme a una sola cosa para que me expriman hasta el último aliento. No puedo complacerte más madre y padre, no puedo negarte más mujer frente al espejo, no puedo salvarte hasta que te mueras, no puedo decirte está bien, quédate donde es seguro, no puedo condenarte a la calma. Entiendes, no eres una pieza de un rompecabezas, tú eres la cabeza completa.
…pues resulta que en una realidad estoy quieta, pero en otra realidad igual de aceptable, estoy soñando con el universo que existe dentro de mi.