Te miro con nostalgia, mas nunca te has fijado
que tiemblan mis pupilas al verte suspirar,
que siempre que sonríes, me quedo embelesado
sintiendo de tu aliento perfume de azahar.
Contemplo tu silueta de mágica armonía
y siento tu mirada tan lejos de mi ser,
y busco en mis ideas la dulce poesía
que pueda con su verso, tu pecho estremecer.
Pregunto si tu sabes, que tanto yo te quiero,
si miras en mis ojos fulgor de gran pasión;
si escuchas el suspiro que vuela tan ligero
buscando de tus labios la dulce redención.
Quizás jamás tu sientas la fiebre que padezco
por culpa de este sueño, tan loco y tan febril,
quizás acaso pienses la dicha no merezco,
de verme acariciando tu cuerpo de marfil.
Más todo mi deseo lo guardo muy silente
pensando en tu figura, y labios de carmín,
y siempre te imagino como divina fuente
que podría curarme la pena de mi spleen.
Si acaso yo te encuentro cruzando mi vereda
contemplaré de lejos la gloria que soñé;
y viendo las estrellas; diré quizás se pueda
borrar de mi memoria, la dicha que se fue.
Autor: Anibal Rodríguez.