Silencioso observo el péndulo
Del lento y casi inmóvil reloj, en la pared,
Siento mi embriagado corazón latir a su compas,
Se quejan mis labios sedientos de los tuyos,
Y vibran mis manos por el templo de tu cuerpo,
Vuelan como pájaros mis suspiros
Que por el cielo van a tu encuentro.
En mi atmósfera se oculta tu perfume y esa sonrisa
Que vino a mí como una brisa llenando mí ambiente,
Tu imagen en un vaivén se me atraviesa por mi camino
Como buscando hacer nido en lo secreto de mi alma.
Desafiando a la distancia grito mi amor que inmortalizo
En esta letras, y asume el reto de que así sea
Por lo que me resta de vida.
Siempre por las mañanas, en algún un instante
Huyo literal y repentinamente en tu dirección
Y al regresar, ya hechizado de pasión
Siento que vivo en ti hasta el ocaso y que muero
Entre tus brazos como cada noche mi gran amor.