Del encuentro que alfombró el destino
quedan apenas algunos destellos;
son mariposas que presienten la noche
y se disponen a negar su aleteo.
Hoy entre los secos pastos de lo efímero
se dispersan los últimos rayos
que se anuncian como tumbas resquebrajadas
sin escritura sobreviviente.
No hay fotografía que aspire a estrella
ni suspiro que invoque a un eco
solo un libro en blanco;
que retrata el legado de una fugaz coincidencia.
Las mariposas presienten la noche
noche...
que no tarda en llegar.