SONIDOS ENTRE LA NIEBLA
La voz se fue congelando,
como el sudor cuando hiela,
la nota viste de blanco
y gris la palabra queda.
El latido se confunde,
con la sílaba que cuelga
y los labios en suspenso,
como páramos se quedan.
Cansada camina el alma,
en la sangre que se queja
y los copos de los años,
en las sienes se congelan.
Voces que gimen y tiemblan,
en su profunda caverna,
en la hambruna retenidas,
en las grietas de la guerra.
Sonidos que evocan tiempos,
ruidos que anuncian tragedias.
En la agrietada garganta,
la voz se ha quedado hueca.
Hermanos en las andanzas,
pero extraños cuando medran.
Sobre la impostada voz,
falsos matices se cuelan.
La aurora viste de rojo,
cuando el amor se interpreta.
La melodía en los cauces,
de las palabras sinceras.
Rumor que vive y se extiende,
como un virus que se gesta
y sus efluvios transcienden,
como el hambre en la miseria.
Rumor que cala en los huesos
y circula por las venas.
Como un torrente se apropia,
de la tierra a la que aferra.
Grito que rompe fronteras,
con la honradez que le alienta
y levantando el valor
que le impele en la contienda,
iza el respeto en el mástil
para que el mundo lo vea.
Así se indigna la voz,
que libre en los labios queda.
Sonidos que se deslizan,
como gotas en la niebla.
Amor que en silencio agita,
la corriente de las venas.
Dolor que al sonar chirría,
como goznes que se oxidan,
por la herrumbre que los frena.
A.L.
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12/12/2019