Suelo sacar lo mejor de cualquier situación
de los métodos para ordenar almas y estrellas.
Lo cierto, es que no vale un listado para enfrentar la inseguridad
que me provocan tus pupilas llenas de iris distantes.
¿Dónde estás cuando te ausentas?
Huyes, seguro, del elefante rosa y la cebra anaranjada y sin semillas
ignoto papalote con rumbo a la superficialidad que te derrumba.
Eres la persona favorita de mis sueños con tu fluidez de ave
y la mágica facilidad que tienes de enloquecerme dentro de tu voz.
Podría decir te amo... pero sería en otro poema, uno de verdad
y no otro como este, saturado de matices sabor a The One
aroma a vino y chocolate, besos de menta, café y sin razón...
Te percibo en el rojo primavera y allá donde las aves se pierden
en el blanco y gris invierno que te acecha.
Donde las hojas de los árboles crean
caminos llenos de suspiros del ayer que volverá
y llegará en el futuro Cronos, para morir de nuevo.
Quisiera luego conocerte, pero no tu rostro ni tu pelo
ni la maravilla en que me convierto cuando cierro los párpados y te siento,
sino lo que llevas en los bolsillos, lo que admiras al cruzar la calle
o cómo escoges la fruta que degustarás al crear una nueva idea
y lo que acaricia tu mente cuando guardas silencio.
Querría ser la moneda que tocas para jugar el cara o cruz
de tus decisiones inconclusas y también
ayudarte con la receta que cocinas, perdiendo el control en la mesa
detrás de la ventana que nos observa mientras llueve
y ríe de nuestro eterno juego, donde la harina baña el suelo y los cuerpos...
Y decir que todo se puede ir al carajo
pero no sin haberlo intentado cincuenta millones de veces.
Porque escucho tu voz como vuelo de abeja en mis oídos
y te vuelvo poesía sin más, aunque no quieras.
Porque en este tiempo justamente,
me gusta imaginar que algo de ti, siempre me ha pertenecido.
Te vuelvo estrella, luz, oscuridad y galaxia y verso y playa astral
y seguiré de pie sobre la arena, aunque solo me llegue tu voz en lejanía
dentro de una botella sin tiempo con un mensaje encriptado
que solo mi loco corazón pueda escuchar
para derretir el frío de esta odiosa madrugada sin ti...
entre ilusiones enredadas en la humedad del pasadizo secreto
donde el tesoro más preciado se halla en los confines de las neuronas
atrás de los miedos, de las inseguridades
creando para siempre y por jamás
esta efímera, eterna y maravillosa y jodida irrealidad.
© IRREALIDAD |✍ Erika Cristina Rodríguez Padrón #EPadrón @EPadrón 🤎🇲🇽