He optado
por coadyuvar su testimonio.
Estribillo divino,
de Vida, Verdad y Camino...
¡Oh, Cristo!
Visión del amor eucarístico.
Un copioso lujo,
de Salvador, que resulta glorioso.
Y en los días de mi tiempo,
sentir el latido
de su corazón sacrosanto.
Tesoro encendido.
Y su reino ilimitado,
la gloria que aun no he logrado
del cielo esperado,
donde Dios será, mi amor advenído.