Santiago Esquivel

La última bitácora.

Bitácora del capitán, día 13 de diciembre a las 5:36 de la madrugada .

 

Los segundos son fugaces, los minutos transitan desesperados. El poco tiempo de mi poca existencia poco a poco se agota, cada vez falta menos para finalizar mis latidos. Cada vez queda menos para terminar mi palpitar. Todo mi cariño vaga huérfano por el mundo. Mi vida se diluye como un fuego que se apaga, un triste corazón sombrío llora por una triste fragilidad inminente.

 

Grito desde el fondo de un corazón desesperado, a la manera de una garganta desgarrada por el llanto, a la manera de un poeta destrozado por sus lágrimas, a la manera de una silueta destrozada por la brisa. Me extingo como una flor marchita en los aires de otoño, desaparezco como un holograma latente en los aires de diciembre.

 

Nuestro tiempo está quebrado, nuestro futuro yace debajo de lápidas de ausencias. tu silueta se desvanece como un sueño por el día, tal como un ínfimo frío infinito por los pasillos del tiempo, tal como un beso solitario en los brazos del olvido.

 

Recuerdo, solo recuerdo el antiguo recuerdo de tu antigua existencia. No hago nada más que recordarte, evocarte, pensarte, nada más que anhelar una última página escrita en nuestra última bitácora. Nada más que anhelar un abrazo cálido que habite por sobre los infinitos límites de lo inconmensurable, nada más que anhelar un doloroso amor perdido en los infinitos brazos de tu ausencia.