Por arriba y por abajo
se mezclaron los sudores,
en la tierra de la aldea
y en los campos de los pobres,
éstos últimos sudaban
y lo hacían cual Quijotes
desmochando los sembrados
y alisando los terrones,
pero el campo resistía
por estíos y calores,
que pedían una lluvia
que colmara sus rincones,
sin embargo por los cielos
no había nubes ni redobles
de galernas y tormentas
con el agua y sus vapores...
Ocurrió que en algún rato
se escucharon unos golpes,
de jarana y de verbena
y la voz de unos pastores,
y a la tierra trabajada
le llegaron mil dolores,
agrabando su secura
al compás del pasodoble;
hubo fiestas y folías
por la tarde y por la noche,
chirimías y cohetes
confundiéndose con flores,
pero el campo tan sediento
no sabía estas cuestiones
y pedía, en su silencio,
esa lluvia de los montes...
\"...Y callaron las orquestas
y durmieron los tambores,
en la tierra que pedía
por el agua en sus terrones...\"
Rafael Sánchez Ortega ©
12/11/19