Aquella cálida noche de novilunio
agitaste el oleaje de mi alma,
cuando tus ojos claros se posaron en mis ojos,
presagiando el plenilunio.
Diáfanos, seductores semejantes al
fulgor del farolillo,
y en mi corazón hiciste brotar dudas y
sin sabores.
Esa tu pupila que se mece al contemplarme
provocando la furia del amor,
y engañosa descansa en una ola canora
de amargo canto melodioso,
donde mis sueños se arrullaron cansinos
evocando tu presencia
te llaman a ti, Neptuno de amoríos
apasionados y pasajeros.
Porque eres tú, la luz de los ojos
que centellean al mirarte,
cuando el alma enamorada
huir quiere de ti tierno amante.
Eres el desazón que cabalga
sobre las olas en caballos blancos,
provocando la furia de tormentas y tempestades.
Luz de ojos ciegos, canto de aves
que murmuran silenciosas,
alma errante que en mis olas nunca cabalgaste,
de frases melosas amargas, que hicieron temblar mi alma inerte.
Hoy descansa en paz sobre el seno de Anfítrite, alma errante.
Autora: MaGloria Carreón Zapata.