Hace días que sigo la corriente
que me entrego a las aguas turbulentas
que braceo entre océanos de espuma
en que apenas respiro por no ahogarme.
Hace días que el frío me abotarga
que los brazos a penas me responden
que en mis piernas se enredan las serpientes
que no encuentro un ramal donde agarrarme.
Hace días que siento las pirañas
acudir atraídas por mi sangre
arrancarme a bocados las entrañas
y cebarse en mi alma y en mis carnes
Y me dejo arrastrar hacia el futuro
como un tronco podrido entre tu cauce
entregado a la furia de tus aguas
golpeado por piedras y zarzales
presintiendo rugientes cataratas
donde al cabo tendré que despeñarme.