Una madre miró al cielo mandando un beso. Al cielo se elevan los rezos llenos de esperanza. Las lágrimas de sufrimiento dirigen miradas al cielo en busca de consuelo.
Arriba de nosotros, en ese lugar que no entendemos, dirigimos nuestros más profundos sentimientos; porque allá está el padre, la madre, nuestro Dios o Universo, porque allí está lo supremo.
Nuestros dolores encuentran arrullos en nuestra fe y lo inexplicable e inentendible a voluntad de nuestro Dios aceptado es.
Parece un sacrilegio, pero sólo sabe tu Dios y mi Universo, mi Dios y tú Universo, la envidia que siento; al cielo levanto mis lágrimas en busca de consuelo, mi alma-mente-psique no puede continuar, no resiste la incertidumbre y el miedo.
La vida cuán hermosa es bañada en fe, al cielo, al supremo, le imploro por fe.