...Y vi mi cuerpo allí, frente al inmenso mar, completamente desnuda, con la mirada posada en la nada, que se desborda ante mis pocas fuerzas y mi voluntad por apostar una vez más, por mi misma.
Inmóvil, mis pies estaban siendo acariciados por una ola serena pero cautelosa, el viento soplaba fuerte, pero no demasiado, era una brisa gélida que ondeaba esos aromas a peces y algas.
A mi alrededor, soledad total, solo una playa pálida y un mar inquietantemente tranquilo.
En mi mente, ese pensamiento que era cada vez más grande, expansivo, queriendo abarcar todo mi espacio, mis extremidades, mi pecho...
Dentro, ardiendo como lava,
Afuera, fría como el agua frente a mí, que me observa, helada y paciente...
(...)
¿estas ahí?
no lo hagas,
acabas de regresar,
no te pierdas,
No te sueltes,
no te sumerjas,
no lo permitas,
date la vuelta,
date la vuelta,
date la vuelta...