QUE NO SE DETENGA EL VIENTO
Planea sobre quien piensa,
sobre el cerebro levita
y en el corazón habita,
junto al latido que alienta.
Jalonados los momentos,
como deseos que se olvidan
y en el siguiente recuerdo,
en un instante palpita.
El instinto se desliza,
rozando los sentimientos.
Fugaz se escapa del centro,
donde el amor se marchita.
Sobrevuela como el tiempo,
que transparente doblega
y es menos grave el momento,
cuando la vida se aviva.
Deja impreso en el talento,
su inevitable secuela.
No tiene prisa ni acento.
Vientos que viene y van,
como fluyen los recuerdos.
Unos de paso se alejan,
otros permanecen presos
y en la brisa que acaricia,
sin rozar ni piel ni anhelos,
se vuelven muecas las risas
y se congelan los gestos.
Como grumos en la arena,
como en el aire los besos,
como espacios en el tiempo,
donde se forja el momento.
Lame la espuma la vida,
como se extiende la pena
y no sirve la condena,
cuando el amor es el dueño.
Dictados al corazón,
para que aprenda los versos.
Que rimen las alegrías,
con el sabor de los besos
y se acune en la razón,
el deseo y el sentimiento.
Cuando vibre el diapasón,
junto al anhelante aliento.
Que no se pare la noria.
Que no se detenga el viento.
Que rebose la memoria,
de los recuerdos auténticos.
Y en el cenit de la luz,
cuando se extingan los huesos,
saber que fue el corazón,
quien se apropió del momento.
A.L.
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14/12/2019