La mañana, lenta, se enfervoriza de pasado
Y me lleva, teñida de tiempo, a ese espacio remoto
donde las notas, añoradas, azotaban el aire incansable
y tu cuerpo joven inundaba mis brazos en cadencias imperceptibles.
¡Cuánto espacio receptivo a los sueños! Perspectivas inciertas,
Tu piel impoluta arreciaba en ese efímero momento
Vida resumida en una melodía infinitamente pequeña
Promesas implícitas, quieto tiempo de rosas, de estrellas gravitando.
Nuestras vidas circularon diferentes universos
La madurez, implacable, ha invadido mi cuerpo
Pero hay partículas de él que se han detenido en ti
Y perdurarán, fieles, hasta que se apaguen los soles.
Los amores puros nunca desvanecen, se pliegan en su esencia
Y resisten, madrugadas, guerras, insomnios, desesperación
Desconocen vaivenes, proyectan de sentido vacíos inmemoriales
Mi gratitud hacia tu risa de luna joven, lo eterno nos espera.