El sol sonriente se asoma
sobre las verdes montañas
las que visten de dorado,
hipnotizando miradas,
cautivando la razón.
Una imagen sin palabras
de bellísimos recuerdos,
con mucha pasión me abraza.
Momentos de vacaciones,
yendo a ríos y quebradas
por los trillos y potreros
donde cantaban cigarras
y aparecían las flores,
púrpuras, rojas y blancas
furtivas con disimulo
debajo de la hojarasca,
sin faltar las bellas chinas
con sus corolas rosadas.
Un panorama bucólico
que se vestía de magia
y hoy, que han pasado los años
como un tesoro se guardan,
en reuniones de familia
con gran nostalgia se narran,
instantes que valen oro
que la juventud resaltan.
Sin faltar la vieja radio
con románticas baladas,
nos hacían suspirar
por la singular muchacha
de vanidosa presencia
y con sonrisa agraciada,
la veíamos en misa
o alrededor de la plaza,
tal vez por la timidez,
se perdió toda esperanza,
hoy en la etapa otoñal
disfrutamos recordarla.
“Sentimos el corazón
con las juveniles marcas
que nos dejaron momentos
de peculiares mañanas.”
Fabio Robles