PALABRAS DEL INTERIOR
Dudosa la sensación
y engañosa la palabra,
Como la cara y la cruz,
de una moneda metálica.
Así la suerte navega.
Así el azar nos señala,
en su caprichosa agenda,
unos de lujo vestidos,
vidas de harapos cubiertas.
Vacila el junco en el aire,
preso en la dura tormenta.
Al socaire de los vientos,
su fiel firmeza conserva
Y es más fuerte su existencia,
si es flexible su materia.
Ni llora ni se lamenta,
cuando su cuerpo flagelan.
Nunca la vida sucumbe,
solo torna su materia.
La piel transparente gime,
porque sus carnes enseña
y los hirsutos cabellos,
cambian a nácar de seda.
Cada surco es un jalón,
de la vida que se aleja.
Temerosa la verdad,
que entre los labios se queda,
temblando sus agonías
y secándose la lengua.
La razón se abre camino,
entre la inmensa maleza,
con el corazón desnudo,
sin ropajes que le ofendan.
Amor que al borde se queda,
mirando al profundo abismo.
Y la sima que le mira,
apelando a sus instintos,
fija los ojos en el,
para que afronte su sino.
El silencio es su corcel.
Camino de la nostalgia,
juega el pasado contigo,
para nombrarte testigo
de su intensa palidez.
Las sombras se difuminan,
en la existencia que avanza.
Presente y futuro bailan,
sin saber muy bien con quien.
Sensaciones que se afanan,
en descubrir la verdad
Y es la misma realidad,
la que da a su impronta talla.
Palabras del interior,
que seducen cuando manan.
A.L.
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15/12/2019