José Luis Barrientos León

A mi hermana amada

Y a ti hermana qué te escribiré, que el recuerdo sobrevive al sepulcro y a la urna

Que nuestras almas continúan aferradas a la espera

Que nuestro apego de niños aun no cambia el calzado

Oh simplemente, que el amor continuó en su dimensión de lo eterno

 

Aquí estamos aún, yo con mis trajes rotos, tu con tu vestido de ángel

Las tristezas aún se escurren entre imágenes y memorias

Yo indefenso, solitario, tú en el aire y la esperanza

Aquí estaremos aún, yo entre sueños y desvaríos, tu en la inmensidad de lo vivido

 

La vida continúa siendo misterio, indescifrable para mi que dudo y coexisto

En cambio, tú, eres paz, quietud en el campo, entre la lluvia de octubre

Mis manos, vacías de esperanza, ya no construyen ni aman

En cambio, las tuyas, son destino, son fe, son luz en la mañana

 

Oh mi hermana amada, que te escribiré

Que emana vida del árbol que sembraste,

Que su fruto se esparce como el recuerdo de tu aroma

Oh que morimos a ratos, en la vivencia de tus miradas

 

Y tu hermana amada, que me dirás

Que llegarás a nuestra alma, con el viento y la escarcha

Que te posarás en nuestra esencia para que ganemos las batallas

O que la vida empieza donde acabó la encrucijada

 

Donde será nuestro encuentro, acaso entre el perdón y los fuegos,

Oh entre las sombras oscuras de una noche inmensa

Acaso llegarás entre luces, entre los campos y estrellas

Oh tan solo asomarás tu mirada entre el mañana y el gozo

 

Seremos viento en la cima, seremos canto, añoranza

Seremos vida en la tierra, seremos luna, esperanza

Seremos fuego que incendia, seremos paz y confianza

Seremos piel, seremos alma, serás mi hermana y mi calma.