La poesía a corazón abierto,
en mi fresca mañana del otoño,
hojas libres volaban sin retoño,
y el pensar, mirar y amar era incierto.
El fresco viento en mi cuerpo concierto,
moviendo con la fuerza de un lodoño,
mi alma que sufre congoja, emponzoño,
como ave desnuda en pleno desierto.
Final de mí desdicha con acierto,
que hágame ver tu amor como bisoño,
cuando de noche te sueñe despierto,
recordando que volaste en otoño,
dejando el sentimiento descubierto,
ardiendo como leña de coloño.