Rafael Escobar

\"PROMESAS DE AMORES\"

 

¿Recuerdas aquella tarde

caminando en la alameda,

cuando los aires surcaron

las cuerdas de una vihuela

seguida por una voz

tan romántica y tan tierna

que dulcemente decía:

\"que nuestro amor nunca muera,

que sea rosa de mayo

siempre tan fragante y fresca,

ofreciendo con su efluvio

de la vida, llama eterna;

que brille con el fulgor

de siderales estrellas

que hacen brotar ilusiones

como collares de perlas\"

 

Recuerdo que tus pupilas

brillaban como luciérnagas

embriagadas por el canto

lleno de magia y belleza

que al corazón seducía

con magnífica cadencia

cual susurros de laureles

mecidos en las estepas

por el céfiro apacible

que sus verde hojas besan

con ese beso tranquilo

que la ternura revela,

y que lleva siempre el aura

de color y de luz hecha

que prende en los corazones

del amor hermosa tea.

 

Escuchamos cada acorde

con esa bella inocencia

que trae el amor primero

sin la malicia indiscreta,

sintiendo el grande delirio

de manos blancas y tersas

con la primera caricia

que sacude nuestras venas

y que inunda los sentidos

como brisa mañanera

cuajada con el aroma

de geranios y azucenas,

llenando así nuestro espacio

de la dicha mas completa

haciendo de aquel idilio

el mas hermoso poema.

 

\"Nacimos para adorarnos\",

decía la voz aquella,

y tu sonriendo exclamaste:

¡Ese será nuestro lema!

¡Jamás las nubes oscuras

cruzaran nuestra vereda

porque vamos a querernos

de la forma mas sincera

y juntos caminaremos

de la vida, su gran senda,

envueltos con regio manto

de pasión que nos proteja

este bendito cariño,

de fisuras y de grietas

que destruyen la esperanza

que visten dulces quimeras!

 

¡Pero el incierto destino

siempre cambia nuestra metas

convirtiendo los vergeles

en desoladas praderas,

y aquella canción de antaño

que nos pareció tan bella

hoy me parece un responso

por aquella ilusión muerta.

Y regresa a mi memoria

tu melódica promesa

cuando escuchamos las notas

de la armoniosa vihuela

que acompañaba aquel canto

de la virginal doncella

que hizo soñar nuestras almas

con la gloria mas perfecta!

 

Autor: Aníbal Rodríguez.