Estamos durmiendo.
Te despertás por un mal sueño.
Rápidamente,
me saco unos besos.
Despacito,
te consuelo con ellos.
Jodiendo,
me arrebatás la sábana,
ofuscado te pregunto,
“¡¿qué te pasa?!”.
Me quedo como un idiota
observando tu mirada,
y ahora sos vos quien pregunta,
“¿a vos qué te pasa?
Loco…”.
Me pasa de todo,
pero te digo que nada.
Saco un cigarro,
decís que no fume en el cuarto,
pero, aun así,
me pedís un jalón.
Te lo doy,
y luego te reclamo
-por haberlo babeado-.
Te amo,
me amás,
y hasta tenemos un perro maleducado…
Pero en ese universo,
te llamás Mariana
y te encula la carne asada.