La voz no se apaga sola,
sin que medie intención pretendiente,
porque entre ella y el silencio hay una brecha,
que impide marchar firme y de frente.
El silencio dice mucho,
porque no es parte de tu historia,
y la oscuridad enmascarar no puede,
las rémoras en tu memoria.
¡Porqué ahogas el grito!,
de batalla consecuente,
si la injusticia sigue galopando,
sin tropiezo aparente.
Los días pasan incólumes,
como que todo ocurriera perfecto,
y tu actitud vacilante y silente,
no es virtud, sino defecto.
¡¿Cuándo despertarás de tu sueño?!...
…cual si fueras bello durmiente.
¿Esperarás que la muerte te cobije?...
…¡con su guadaña hiriente!