El amor es como aquel viejo lobo, una bestia del monte, agazapado.
Frías noches de invierno disfrazadas de cálidas primaveras.
Un alfa sin manada que busca refugio bajo la luna, regalo vacío, un presente que se alimenta de nuestra más íntima esencia.
Espejismo que estúpidamente creemos que es un oasis en manantial, donde colocamos nuestros complejos, y a veces nuestros sueños mas anhelados, pretendiendo ocultarlos entre sábanas frías y mullidas almohadas, escondiendolo de el destino, justo al lado de nuestros sueños rotos.
Puesto que en ocasiones el amor solo es un viejo lobo solitario y gris que solía ser joven y de pelaje blanco, el cual juega a ser bueno en un mundo donde casi todo lo que es vil, cruel y mundano.
Poeta de versos tristes, que oferta fortuna a cambio de un exquisito caos.
Eternas lunas.