Escucho el rugir del viento
trayendo el quejido plañero
de los álamos del río.
Luces fulgurantes iluminan
la noche dándole una
impronta de radiografía,
mostrando a los ojos
paisajes fugaces e irrepetidos.
Primero la calma...
luego el destello y
el ensordecedor presagio
de la cruel tormenta
de una noche lenta .
En mi cama encuentro
abrazo y abrigo...
un manso reposo de penas y olvido.
Detrás de mi puerta,
tras la indiferencia hostil del clima,
un viejo, una niña y un mendigo
se abrazan a cartones
de un húmedo destino.
Buscando un reposo imposible
de sordera y olvidos.
¿Quién puede elegir ese destino?
Las determinaciones de
otros son la propia causa.
Indiferencia de muchos
que nunca mojaron sus plantas
viviendo destinos casuales
donde no determinaron nada.
Y yo...
con el vaso de leche,
sólo miento sosiego a mi alma.
A.B.A. 2017 ©
Amalia Beatriz Arzac
Buenos Aires - Argentina