David Arthur

En el sotavento de miradas de soslaya

 

 

Después de nuestro silencio de remordimiento,

se quedó persistente un amargo sabor de pena,

en el sotavento de miradas de soslaya,

cada uno de nosotros

impotente a quitar la escarcha

sobre las sábanas de nuestro lecho

 

Trocamos nuestras almas por acrimonia,

para despilfarrar el lucro en nuestro orgullo,

que al lavar sus manos en inocencia

nos privó de nuestro baluarte,

nuestros castillos de nubes se derrumbaron,

socavados por nuestro propio terquedad

 

Nuestro barco de fantasmas a la deriva flota,

de cólera la brújula al agua la tiramos,

las coordinadas  en tumbas de egoísmo enterradas,

esperando la sabiduría del perdón, un bálsamo

se dice, que hasta las más profundas

y viciosas heridas cura

 

David Thorpe ©®

El cuadro de propio pincel