AMOR QUE GRITA SILENCIO
Ya no hay lugar,
donde el silencio reine,
ni en las entrañas de la carne.
El arritmico latir del corazón,
entre las venas suena.
Hundido en la vorágine,
nada el silencio,
en el sonoro vaivén inevitable.
Sacudidas de viento
y al socaire del tiempo,
la placidez se borra,
de su cálido lecho.
Convulsas andanadas,
de sacrificios viejos.
Fragorosa la batalla,
entre el grito y el silencio.
Se esconde en los intersticios,
el silencio que se escapa
y en los labios entreabiertos,
quiere salir la palabra.
En lo profundo del pozo,
el sonido se desplaza,
entre la sombra y el agua,
como un viajero sin habla.
No hay lugar para el silencio,
en el torbellino envuelto.
Ni la profunda verdad,
en el silencio se calla.
El cuerpo que yace muerto,
no silencia sus entrañas
y es más ruidosa la vida,
que la tormenta que brama.
Estertores de agonía,
nacen, mueren y se escapan
y como el amor agita,
el silencio y la palabra.
Se retuercen los sonidos,
como ruge la asonada.
En el tumulto se gesta
y en el silencio se agrava.
Se quedó el silencio hueco,
en la sonora tardanza.
Se producen los prodigios,
porque el silencio no calla.
Y en la aurora de la vida,
cuando falta la palabra,
se descubren los silencios,
que anidan en las espaldas.
Amor que grita silencio,
con la fuerza que desata.
Llorando por el sonido,
que en el silencio se abrasa.
Amor que fluye y se extiende,
como ruidosa cascada.
Amor que sin decir nada,
ama con cada palabra.
A.L.
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18/12/2019