Primera vez en mi vida
que siento la fe perdida.
Porque miro la indolencia
del que vendió su conciencia
mirando tanta evidencia
de dolor y de inclemencia.
¿El hombre se vuelve ciego,
o simplemente borrego?
De impiedad está vestida
esa terrible inconsciencia
que al tirano le hace el juego.
¿Será que infame codicia
ya sepultó la justicia?
Porque observo la apatía
que destierra valentía
para luchar día a día
por destruir la tiranía.
Me duele tanto el mutismo
que provoca el egoísmo.
¡El hombre de gran pudicia
debe tener gallardía
para vencer el cinismo.
Si todos somos hermanos
unamos siempre las manos;
para luchar con denuedo
manteniendo nuestro credo
de un mundo sin hambre y miedo,
y ser de amor un torpedo.
¡Los derechos que tenemos
jamás perderlos debemos!
¡Sin déspotas ni tiranos,
la tierra será un viñedo
en donde todos cabremos.
Autor: Aníbal Rodríguez.