Al fin me he convertido en lo que odio
Soy lo que repudie de niño
Un ser hosco, oscuro y silencioso
Una piedra del sentir inerte
Los últimos rayos de luz se han ido
Y no veo el claro de luz que guía mi destino.
El amor se siente en el aire
En estos días cálidos y primaverales
Pero tupido mi ser impide el paso
Y sin luz no germinan los sentires
Salvo repudiables pensamientos
Nido de roedores y serpientes mí cuerpo.
Sin timón ando a la deriva
Deliberadamente pido que se detenga
Y los frenos no responden
Me lanzo al mar más fiero
A buscar un sentido
Pero sin luz naufraga mi destino.
Hoy no quiero ver a nadie
Ni mañana o el crepúsculo siguiente
Nunca, un ermitaño me siento
Un avaro de sentimientos
Un corazón ardiente
Enclaustrado en un yelmo inerte.
En el mismo sitio me quedo
Para no advertir al mundo de mí presencia
Sigiloso aguardo el momento
Me alivia la agonía de esperar el momento
Me refresca la briza del caudal turbulento
Y me lanzo al mar en la tempestad latente.
Me he convertido en un ser hosco
Un cuerpo enjuto es la ofrenda para la desgracia
Y a la naturaleza me entrego
Nútranse de mi cuerpo, rescaten lo poco que queda
De este ser yerto por la emoción
De no sentir el amor.
Y del amar me deshago
A La mar lo arrogo, con dos tragos
Y a blindar nuevamente el querer
Y a odiar nuevamente a otra mujer
Y a recordarte en silencio
Y a lloran un vez más hacia adentro los sentimientos.
Amargura eterna que se queda en la garganta
Y nauseas siento pero el vómito no llega
El amor es la condena
Oh tortura eterna, desdicha del presente
Placentero recuerdo del pasado
Epifanía de la muerte.