Las tardes primaverales
de aquellos años sesenta
fueron mágicos momentos
en mi bucólica tierra,
mejengas que terminaban
con la luz de las estrellas
los padres supervisando
las numerosas tareas,
fueron candorosos años
que nostálgicos nos quedan.
Las jóvenes vanidosas
del vestuario siempre atentas,
sus caras con las sonrisas
que mostraban su belleza.
Tenían grupos sociales
colaborando en faenas
con marcado liderazgo
y con grandísima entrega.
¡Demostraba la mujer
perseverancia suprema!
Cupido llegaba pronto
bendiciendo las parejas
que hipnotizadas de amor
de pasión caían presas.
Hermoso tiempo pasado
que forjó con experiencias
nuestra personalidad
y alimentó la conciencia
cultivando los valores
que con orgullo hoy se ostentan.
“Maravillosos momentos
cuando me creí poeta
por los ojos de mi musa
llegó mi primer poema”