En la placentera fontana de nuestros sueños
hoy el céfiro se dejó por mí acariciar,
sus auras iban colmadas de aromas risueños
que besaban mi evaporada piel al pasar.
Sus húmidos labios sutiles se deslizaban
por mis fríos labios cual dulce beso de amor;
en un aura de oro mis sentidos se hallaban
ahítos de ternura, felicidad y candor.
En el argentino azogue de la fontana
tu bella imagen me pareció discernir;
tus guedejas de oro y tus pómulos de grana
mi gélido corazón ansiaron derretir.
Una súbita negrura se adueñó del cielo
que el hechizo de la fontana logró romper;
yo me quedé sumido en un gran desconsuelo,
porque tu bella imagen ya no volví a ver.
Suspiros y sueños de amor