Llegó el inamovible
sol de primavera...
a regar los campos
con su angustia,
los lirios...
de arena se derraman,
y los secretos de la helada
se deshacen... en los altozanos
indispuestos de agua pura,
serpentea la noche
con sus labios...
y de espanto es el trazo
de los celos,
dos efemérides
se aturden de agonía...
porque se desnuda
la alfombra de sus besos,
entre catedrales...
desasosegadas
por sus dudas.