Próvido recuerdo vive en mi mente
de la avidez de tu cuerpo y el mío
fuego incitante, del placer demente,
que transformó nuestro amor en impío.
Plácido sueño atesora mi pecho
del hechicero roce de tus manos,
toque febril que calentaba el lecho
donde hacíamos los juegos profanos
Eterno en mi memoria, deseado
laurel apasionado y alcanzado
del deleite que era besar tu boca.
Erotismo convertido en caricia,
un éxtasis de amor con avaricia,
tu exitación que me volvía loca.
Amelia Suárez Oquendo
Enero/2019