Cuando abras la tarjeta de buenos deseos de esta navidad,
Notaras la ausencia de mi pluma en tu vida, Notaras que de nueva cuenta, no coloque tu foto en mi árbol; Sabrás que el tiempo aún no se cura aquella herida. De la noche mala.
Navidad es tiempo que ablanda el corazón;
El mezquino se hace amable y comprensivo, el avaro comparte,
El egoísta regala y los solitarios regresan al hogar;
Todo mundo tiene a quien perdonar, querer y regalar.
Yo, el de siempre.
No tengo tiempo ni ganas de disfrutar, de querer y amar.
Aquella botella de ginebra Rusa, aún está en la alacena,
Aun guardo el habano que trajiste de tu último viaje.
También conservo intactas las heridas y el corazón en solitario.
Mis días se fueron así, haciendo algo por los demás,
Por los alumnos, las viudas, por los presos y por la nostalgia.
Aun no llegan las ganas de ser feliz y encadenar la vida;
Sigo viviendo como me conociste, entre prisas y compromisos.
Esta navidad, que todos tienen un regalo, mis manos están vacías. Cuando todos corren al comercio a comprar cosas,
Yo sigo dando sonrisas y de vez en tarde, Maíz a las palomas de catedral, sorprendiendo al cura en su cobijada noche buena.
En esta noche santa, donde el salvador llegó a la tierra,
Veo que todos los Herodes, lo quieren crucificar y yo sigo esperando, rompiendo con las hipocresías y convencionalismos. Esperando el abrazo, que me saque de esta oscuridad.
Esta tarde que recorrí las camas frías del hospital,
Al recibir un beso en la mejilla de Agustín, el Sidoso de la cama 23,caí en la cuenta, que una estrella brillaba junto a la luna, me dice que es tiempo de descansar, dejar que el mundo gire, de tomarme un vino y esperar la golondrina en mi ventana.
No pude seguir tus pasos ni pedirte que me esperarás,
Tú ibas llena de dicha y no te importé, quien puede atrapar un estrella, aprisionar su luz; Si esa estrella fugaz, no da tiempo ni de pedir un deseo, desaparece como suspiro en la noche.
LENNOX
UN QUETZAL EN VUELO