¡Qué locuras uno a veces siente!
A veces piensa... partir... hacia ese viaje
del que no se vuelve.
El estar con los ojos cerrados
definitivamente, en la oscuridad.
Después de la muerte...
¿qué se halla?
¿hacia dónde vamos?
No lo sé. Tú... ¿lo sabes?
¡qué tonta pregunta!
Si estás viva, como yo.
Estás sobre esta bendita tierra.
Pisando parte del mundo
que Dios creó.
Las veces que pensé en suicidarme...
¿tan mala ha sido mi vida?
No, no, no...
Ha sido maravillosa.
Con algunos altibajos,
algunos sinsabores,
como te ha pasado a ti,
y al otro, y a aquel,
a aquellos, a todos...
Pero hoy hablo de mí, y de ti.
Estabas sola en la vida,
también yo lo he estado.
Nos conocimos. Dialogamos.
Paseábamos felices por la vida.
Nos propusimos ser egoístas,
ser solo tú y yo.
Sin ser indiferentes a la realidad
del mundo, de nuestros semejantes.
Pero un día decidimos vivir
solamente para nosotros dos.
Pero las parejas proponen,
y el destino dispone.
Tuvimos que separarnos,
por esas cosas de la vida...
Tú quedaste sin mí,
yo quedé sin ti.
Separados, distanciados...
Y ahí comencé a ser un hombre solitario.
Casi indiferente a todo
lo que me rodeaba.
Ni yo mismo podía creerlo.
Yo indiferente... cuando
toda la vida he pensado en los demás.
Y en mí... ¿quién pensaba?
Hoy, ¿ quién en mí piensa?
¿dónde está ese ser?
Lo busco, la busco...
No los encuentro...
¿dónde están?
Me doy cuenta, me han abandonado.
Estoy solo en el mundo.
Pero el mundo está poblado
por millones de seres.
Entonces...¿qué es lo que me pasa?
Claro, tú no estás conmigo.
Estás... lejos...
cierro mis ojos... imagino tomar
la mano de Dios...
también tener entre la
mía tu mano...
No están, no existen...
Pero mi imaginación me lleva
a sentir tu mano,
y la mano de Dios.
Imagino estamos los tres juntos.
Las veces que pensé en suicidarme...
¡qué cobarde he sido!
Vivo acompañado de la presencia de Dios,
su mano y la tuya están
cada una sobre mis manos...
Cómo puedo llegar
a seguir deseando la muerte...
No, ya no. Deseo la vida.
Cargando sobre mi alma
todas las penas, soportándolas,
aceptándolas. Vivir.
La vida es hermosa
aunque se sufra.
Aunque duelan las injusticias
y las maldades, de los que
no saben lo que hacen...
Tú, mi amor, y Dios, Mi Salvador,
y el de todo ser de la tierra,
están en mi corazón y en mi alma...
no he de ser un suicida.
Todos los derechos reservados del autor(Hugo Emilio Ocanto - 15/03/2013)