Cuando senti tu recuerdo
desvanecerse en el tiempo
me hice de brisas muy suaves
para modelar tu aliento.
Asi tempestades para reconstruir tu risa,
arme vientos de mar para dibujar tu rostro.
Fue en vano, tu recuerdo se fue yendo
como agua entre los dedos.
Recurri a dos luceros, a la oscuridad del abismo,
a las luces de las calles,
y a las lloviznas de invierno.
Tu recuerdo se esfumaba
como huella en el desierto.
Imaginé al tren que pasa
camino a Puerto Cabello,
al barco que se desplaza
por el Atlántico abierto,
a la paloma que anida
en un atardecer de mayo,
al colibrí que vuela
entre cundeamor y canto.
Fue en vano.
Finalmente tu recuerdo
se deshizo
como párpados que mueren
calcinados por el llanto.