Mientras, y entre la voz,
como un eco disparado
no se sabe dónde, se mueren
las aves y los pájaros.
Lirios caen enajenados
en las fachadas de las arquitecturas
del aire. Flores disecadas
y mamposterías joviales, ocultan
la raíz de los árboles invitados.
Tú ves, querido amigo, cómo
caen las flechas desde sus troneras,
las palomas desubicadas muestran
su portento aéreo a un azul mezquino
y exiguo. Bodegones de miseria:
frutas, melocotones, almíbar diseñado
para obtener la estéril fotografía de rigor.
Y los pasos trashumantes fagocitados
por un millar de pasos cambiantes, sin rumbo.
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