alupego (Ángel L. Pérez)

SIN SONIDO LA VOZ

SIN SONIDO LA VOZ

 

Así se fue fundiendo,

la vida con la muerte.

Así muda la voz,

cuando la piel se afina.

Una rosa viviendo,

en la negra espesura.

Una mano que mima,

la esencia del amor.

 

La libertad se funde,

con el fiel pensamiento.

Una verdad en el centro,

donde el ser se creó.

Una corriente suave,

de sutil sentimiento,

junto al cálido verso

naciendo en derredor.

 

Soñando soledades,

se vive el interior.

El abrazo se une,

al saber de los dos

y una eléctrica lluvia,

empapa el corazón.

Nostálgicas promesas

de delgado cartón.

 

Bailando entre los sueños,

la idea se plasmó

y al cruzar la alambrada,

de los viejos recuerdos,

la esperanza brilló.

Una imagen soñada,

se vislumbra en los versos

de una amada canción.

 

La razón se ocultaba,

en los pliegues del Sol.

En la brillante llama,

que abrasa el corazón.

Un perdido viajero,

en la mente acolchada

de un travieso ladrón.

Una emoción que habla.

 

Navegantes del sueño,

de frágiles goletas.

Soportando el azote,

de un fiero vendaval.

La mirada en el centro,

del brutal vapuleo,

de la incesante mar.

Un timón sin cerebro.

 

Amores en conserva,

que nublan la razón.

Una pasión sonora,

fundida a un diapasón.

Una mano cautiva,

que se ofrece al amor,

con la vibrante fibra

temblando entre los dos.

 

Sin sonido la voz,

se ha quedado dormida.

A.L.

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25/12/2019