Nik Corvus Corone Cornix

Corrige su Órbita

Soy araña de ocho patas
y en medio de una atenuada noche
demasiado larga y fria,
la mosca difiere en su vuelo
y conserva la cordura,
vuelve al cauce y corrige
esa órbita mediante la cual
vuelve a estar por delante mio.

El insecto hermoso, divino,
vuela sin noción del depredador,
vuela en silencio, feliz,
pero su vida se apaga
cada vez más, a cada segundo
en que se acerca más y más.

Soy araña y me saluda esa mosca,
con su pudrición intacta y sus miles de ojos,
con los cuales ve tan pero tan oscuro
ese horizonte y ese mañana de armagedón.

Soy araña filosa, aterrorizante,
comienzo a tejer estas telas
de formas tan espeluznantes,
brindando a la vista un estupor arcaico,
tan fuertes y precisas, tan mortales.

La araña sueña, sufre e implora,
pero es fría como mil inviernos.

La araña es Dios y el diablo,
es el día y el crepúsculo, es el ayer,
es la sucia neblina que se cuela
bajo las sábanas al llegar el vampiro.

La mosca es mariposa,
es magistral en sus dibujos de alas fantasmales,
es suave en su cantar y ofrece millones de halagos.

La mariposa es mía.

Contengo a esta mosca en la palma de mi mano,
la despedazo, la ofrezco a mis dientes flojos,
la trago y finalmente sale por mi ombligo,
convertida en angel divino.