El campo de guirnaldas se ha vestido
y alfombra los caminos de claveles;
y brinda el horizonte el colorido,
igual que del parnaso sus vergeles.
Fragancias de azucenas y jazmines
perfuman de la aurora sus matices;
y se oyen de celestes querubines
sus flautas con acordes muy felices.
En medio de los verdes limoneros
se escuchan de palomas dulces trinos;
que ofrecen con acordes mañaneros,
un himno a tus encantos argentinos.
Pintadas de colores pasionales
susurran las palmeras con el viento;
y Apolo, con delirios hormonales,
contempla de tu talle el movimiento.
La fiesta que se observa en la pradera
con ese gran derroche de fulgores,
a ti te la dedica Primavera,
por ser la más hermosa de sus flores.
Los dioses del Olimpo, siempre eufóricos,
adoran tus encantos soberanos,
y sueñan que tus besos pirofóricos
poseen en sus lechos tan profanos.
¡Y yo, con mis tristezas de poeta,
te miro cual se miran las estrellas,
lejana, y tu magnífica silueta,
me deja en la memoria lindas huellas!
Autor: Aníbal Rodríguez.