Poco a poco se hicieron amigos,
compartieron tanto alegrías como pesares,
llegando inclusive a una intimidad tan sincera que sólo los amigos del corazón pueden llegar a tener. Porque eso eran ellos dos:
hermanos del corazón.
Dos líneas paralelas las cuales,
a pesar de compartir los mismos sueños,
el mismo camino,
estaban destinadas a caminar juntas,
aunque sin tocarse por toda la vida.