Ma. Beatriz Vicentelo Cayo

EL REGRESO... Silva

EL REGRESO

 

Pensar,  que lloré  ¡Tanto por tu adiós!

Sentí... como un puñal

que traspasaba lado a lado el pecho

Pensar,  que mi alma  ¡Pobre en su quebranto!

Con sangrante agonía en el aliento

balbuceaba súplica de besos

rezando los milagros de un regreso

Era paloma triste,  abandonada

a corvos picotazos de otros tiempos

que coloca entre altares

muchos amores muertos

Y era yo una paloma volando alto

tan alto que estrellóse en firmamentos

y así en cielo estrellada

el alma todavía rezo alzaba 

“¡Oh Dios que no me deje que me muero!\"

 

Ese episodio abrió un hoyo tan hondo

¡Tan hondo!  Como el mismo magro infierno

bajé por eslabones calcinantes

con mis ojos crispados por el fuego

con callos en ojeras

¡Con llagas purulentas de tristeza!

¡Con letal humareda trepidante!

Que fundía mis huesos

 

¡Te amé cual poseída!

Perdida en mis locuras

¡Escribiendo entre vientos!

¡Poemas de dulzura!

Y a cada evocación, eras tú en ellos

¡El hombre que cubría todo anhelo!

Fueron muchas las noches, abrazada

al sueño de tus lunas

como si sus palios dieran tu beso

que cada vez,  se hallaba más lejos

 

Y hoy regresas después de tu partida

¡Suplicando un regreso!

Que antes yo lo quería

aunque fuera... ¡Tan solo por momentos!

No sé si es... que aún sangra cruel herida 

o por tiempo que borra el embeleso

Pero aquel hombre al cual yo fiel quería

¡El hombre que alocaba con sus besos!

Aquel hombre hoy,  presiento

que lo cambió la vida

¡Porque nunca fue mío!

¡Por no poder tenerlo!

¡Porque se me escurría de las manos!

Como agua que desliza por los dedos

Ahora se presenta... ¡Ay  tan distinto!

Cuán difícil resulta

poder... reconocerlo

 

Beatriz Vicentelo

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