Bebo de tu dulce néctar
el que de tu centro fluye a borbotones
y que con tu mirada a mi corazón penetra
como flecha de cupido con punta de colores.
Y recupero el son que las almas bailan
con la sincronía perfecta de tus manos en mi cintura
bajo esa tonada donde tu amor germina
llenándome de caricias con toda tu albura.
Te miro y me doy cuenta cuanto te amo
eres de los cielos lo que más he anhelado
eres en mi alma el más claro rayo azulado
la raíz que sostiene el amor en nuestras manos.
Asida a tu pecho me llevas sin prisa
a tus campos de trigo que nos hacen livianos
y la sal de tu mar que a nuestros centros compagina
me pone nerviosa, es la vida misma.
Yamila.