De nuevo abro los ojos.
Y vuelvo a sobrevolar la nieve sobre sus mejillas,
vuelo dirección a las auroras boreales que desprenden sus pupilas,
Contemplo el arco triunfal que construye con su sonrisa,
y clavo con un beso, mi bandera sobre la cima de su preciosa naricilla.
De nuevo abro los ojos.
Y paseo con mis manos por los barrios de su cuerpo bohemio,
Abriéndome paso entre los bosques que forman su precioso pelo color ébano,
Me doy el capricho de probar la gastronomía de sus besos,
Y acabo, borracho, bailando un vals con los gemidos que salen de su pecho.
De pronto cierro los ojos.
Y siento su brisa respirar junto a mi cuello,
Con el calor, bajo la manta, del que duerme desnudo en un desierto.
Por un instante, como un terremoto noto sus temblores,
Y la agarro fuerte -y se calma-, como un barco que atraca en su puerto.
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Compañera de viaje:
Sin salir del cuarto, recorreremos juntos el mundo.