Frustraciones alocadas
mezcladas con ansiedades,
con amores que faltaran
cuando me voy a la pieza,
que recito de memoria
porque están en mi cabeza,
que resultan sin alivio
y me acongojan de veras
con tantas ideas locas
que crecen en mi sesera.
Frustraciones de los días
que recojo por la noche
en pedazos de esperanzas
que se rompen de repente
resultando una montaña
de desperdicios sin tino.
Comidas que se cocinan
de la noche a la mañana,
que perfuman el ambiente
que se muestra en la ventana
de una cocina de vidrio
rellena de palanganas.