Con la noche tarde, demasiado tarde,
tarde llegué a revelarme,
a decidirme amarte, sin reparo,
sin miedo pero en silencio.
Tarde llegué para amarte,
me pregunto si me amaste,
y la pregunta sobra como tiempo falta.
Tarde es para besarte.
Y ahora en otro instante
entre el infierno de tu cielo
y mi boca de fuego,
es tan tarde que es de noche,
y entre noche y soledad existo,
donde mis sueños duelen menos,
hieren menos que en tu luz.