A mi pueblo
Oh maltratado pueblo mío,
que entablas tu lucha por el agua,
persiste sin tregua contra el impío.
Se regocija en las alturas el Aconcagua.
Oh ardiente pueblo de oasis
que muestras al mundo tu voluntad,
el poder también incurre en mala praxis,
que no te envuelva con su banalidad.
Atento pueblo montañoso y ofuscado,
no seas cómplice de la sed del oro.
El poderoso te está mirando atisbado,
sigue luchando por tu mayor tesoro.
Cuánta gente cuantos tambores,
ya la calle de pueblo se tiñe,
arden la plaza y sus alrededores,
es Mendoza que por su suelo riñe!