Un hombre, sin dios, encontró su religión,
hice de tu mirada mi único credo, entre tus dedos peón,
sí tu cintura me convierte en rehèo del deseo,
tu sonrisa esclavo de un anhelo.
El Perseo enamorado de medusa
sin más morada que tu presencia
tu inclemencia evoca al prisionero de un corazón de roca,
latiendo moribundo, tu boca susurra mi mundo.
Perdí la musa, que aullaba a la luna,
di paso al inmundo rencor mecido en tu pasiva cuna,
te hundo en el fondo, donde los sueños no responden,
donde la felicidad repite tu nombre.
Como olvidarte, si te veo, ahí donde la luz se esconde,
sí el amor solo tu imagen conoce, al margen de mi conciencia, tu presencia invade la paz,
ya no existe tregua ni perdón.
Tu tristeza se escribe en un verso de Poe
, y la noche que te dije adiós, plasmada en un cuadro de Van gogh,
de tu mano camine al macabro llano de tu indiferencia
sin religión ni ciencia que reemplace tu voz, sanando mis virtudes,.
Toque una canción compuesta con tus acordes,
una pintura capturando tus colores, villano sin nobleza, sin recordar tu belleza,
De mi solo dejaste un poema con tu nombre y un hombre que te espera.