Guardo en el buró
los residuos muertos,
de los ¡te amo!
que secamente solías pronunciar.
tan imposibles de revivir
En algún futuro,
ya sea utópico o distópico,
pero sin duda alguna retórico.
Y de paso remuevo en el
cesto de basura los trozos
de amor despostillados.
Así pues termino mis labores,
guardando en mi habitación,
ese par de alas, tan llenas de sangre,
tan rotas, justo como tus promesas.
de estar
de ser
de pertenecer
tan rotas como esa promesa
de nunca distanciarnos.
Eternas lunas.