Eres presa en la torre que te guarda celosa, víctima del encierro has perdido la gracia.
Jaula de oro que priva a la fiel mariposa cuando el eco sonoro con tu llanto solloza...
La tristeza en tus ojos y el callar de tus labios me conmueven al verte encerrada en agravios.
Eres rosa marchita que ha perdido color y enterrada en un mundo que no sabe de amor.
¡Ay doncella preciosa! de amargura y dolor, quisiera ser tu sirviente quisiera ser celador, para cada mañana en un breve sainete a tu regazo sin brillo obsequiarle una flor.
Quisiera ser terciopelo que te abraza en tu silla,
Protegerte en mis brazos y tu llanto secar,
Quisiera ser la mañana que visita tu milla
Y el sendero de orquídeas por donde has de pasar
Quisiera ser la corona que guarda tu realeza, estar siempre contigo ante el mundo y cualquiera, quisiera ser el brocado que ciñe tu cabeza y el espejo en que a diario admiras tu belleza
Quisiera ser el motivo que libere tu gracia, el navio sin rumbo de tu mar liberal;
Quisiera ser el hidalgo que suelte tus cadenas y el rocío de esperanza en tu lúgubre erial.
Quisiera ser paladín de tu libertad presa,
El cerrojo impío que a tu alma libera,
El amor que allá afuera a tus labios espera y la benévola llave que te libera, princesa.